
«La despoblación es el problema fundamental de la provincia de Huesca», con 144 municipios en alto riesgo de extinción por sus bajos censos con menos de 500 habitantes. Son pueblo que «arrastran décadas de regresión demográfica», que «algunos pueblos del interior altoaragonés está entre las más bajas de toda Europa».
Este fenómeno ha cambiado y ha determinado el presente y el futuro no solo de la provincia de Huesca y el resto de Aragón, sino de gran parte de la geografía española. Los modelos económicos, sociales y políticos actuales han desertizado el mundo rural. En estos momentos el debate está en pleno auge. Se pone el foco, como vemos, en las consecuencias demográficas, económicas y sociales pero, ¿cómo afecta a la cultura?
En los pueblos está buena parte del Patrimonio histórico, artístico y cultural de este país. En el medio rural está nuestra memoria colectiva, aquella que nos une, a través de la cual entendemos nuestro presente y construimos nuestro futuro. Los museos etnológicos juegan un papel muy importante en la salvaguarda de esa memoria colectiva, en la conservación y difusión del patrimonio, material e inmaterial, de esa “España vaciada” y, en concreto, del Alto Aragón.
Distintos museos etnológicos de nuestra provincia, guardianes de la cultura de todos aquellos pueblos ya deshabitados, nos estamos reuniendo, desde diciembre del año pasado, con el mismo objetivo que tiene la “Revuelta de la España vaciada”: mayor visibilidad y contra el olvido institucional.
En concreto, somos el Museo de Creencias y Religiosidad Popular de Abizanda, el del Traje de Ansó, el de Juegos Tradicionales de Campo, el Museo de Historia y Tradición de la Ribagorza de Graus, el Museo Etnológico de San Juan de Plan, el de Oficios y Artes Tradicionales de Aínsa, Museo de Oficios Antiguos de Monegros de Sena, el Etnológico “Casa Mazo” de Hecho, Museo Etnológico “Casa Fabián” de Alquézar, el Museo Etnográfico de Mas de Puybert, el Taller Textil de Triste, el Museo “Ángel Orensanz y Artes de Serrablo” de Sabiñánigo y el Museo etnológico del valle de Lierp, en Sarrate.
En la manifestación del 31 de marzo en Madrid se escuchó el lema “ser pocos no resta derechos”. En nuestro caso, somos museos pequeños, locales, con poco personal y escaso presupuesto para realizar labores de restauración, educativas o de difusión. Solo reciben el soporte económico de los ayuntamientos a los que pertenecen.
A pesar de ello, tenemos un gran valor: nuestras colecciones. Piezas que guardan nuestras raíces, creencias, formas de vida… Por eso, estas instituciones son de gran importancia ya que, sin ellas, toda esta riqueza cultural se hubiera perdido.
«Desde estas líneas invitamos a nuestros políticos, que demostraron su interés por el problema de la despoblación al acudir a esa manifestación y ofrecer vías de solución, a visitar nuestros museos y a apoyarlos ya que atesoran la memoria de esta Huesca y España vaciada», dicen desde este colectivo de museos oscenses.